En 2013, me enfrenté al desafío de diseñar una capilla o mausoleo en Temascalapa, Estado de México, para albergar cenizas y honrar la memoria de una distinguida familia. Este encargo me brindó la oportunidad de explorar el equilibrio entre el respeto a las tradiciones y la búsqueda de expresiones contemporáneas en arquitectura sacra.

Presenté tres propuestas variadas, inspiradas tanto por referencias proporcionadas por la familia como por mis experiencias personales, particularmente una visita a la Rotonda de los Hombres Ilustres en el Panteón de Dolores, que dejó una huella indeleble en mi concepción del proyecto.

Una de las propuestas más innovadoras consistía en una serie de volúmenes cúbicos que, separados estratégicamente, permitían la filtración de la luz a través de paneles de cristal. Este diseño buscaba crear un espacio sereno y luminoso donde la simbología religiosa y las urnas funerarias convivieran en armonía con elementos naturales, como la luz y las sombras. La idea de utilizar la luz solar para marcar la fecha de conmemoración de los difuntos, aunque poética, se encontró con limitaciones prácticas debido a la orientación del sitio.

Otra propuesta incluía un domo adornado con una cruz en su cúspide, buscando una mayor transparencia y conexión celestial. Sin embargo, la preocupación por el mantenimiento y la durabilidad del cristal en un contexto exterior llevó a reconsiderar este enfoque.

Finalmente, la familia optó por una solución más tradicional, influenciada posiblemente por la familiaridad y la percepción de sencillez en su construcción. Aunque esta decisión derivó en una ejecución que no reflejaba plenamente la profundidad de las propuestas iniciales, el proceso creativo subyacente al proyecto "Capilla Gutiérrez Ramírez" permanece como testimonio de la capacidad de la arquitectura para trascender lo convencional y soñar con espacios que respeten la memoria de seres queridos, al tiempo que invitan a la reflexión y la paz interior.

Este proyecto resalta la importancia de la confianza y la visión compartida entre el arquitecto y el cliente, así como la valentía de explorar nuevas formas de expresión en espacios de profundo significado personal y comunitario.